Niños y adultos vieron y sintieron el amor de Dios en una nueva Navidad en Chillán

Al son de villancicos y con la presencia del Viejito Pascuero, decenas de familias, niños y niñas que viven situación de vulnerabilidad en Chillán, pudieron disfrutar una Navidad distinta y llena del amor de Dios en medio de sus dificultades.

El escenario era complejo. La pandemia no da tregua muchas veces para proyectar. Sin embargo, la Acción Social Fray Andresito se las rebuscó para hacer de esta Navidad algo lleno de amor y misericordia, tal como lo hubiera querido el venerable y el pobre de Asís. Con una intensa campaña en redes sociales y en la radio El Sembrador, se pusieron manos a la obra para lograr el objetivo.

Y así fue. El 23 de diciembre y con todo a su favor, entregaron más de 160 regalos y 50 cenas para niños, niñas y familias que viven momentos difíciles producto de la pandemia. Un edificio abandonado –en donde 20 familias subsisten a diario- y la Pérgola de Chillán, fueron los lugares elegidos para llevar el amor de Dios.

Gracias a las donaciones de privados y de laicos comprometidos, se pudo lograr el objetivo de llegar a tres lugares distintos: La entrega de 35 regalos y juguetes para el Campamento de Ñuble, 74 para un jardín vulnerable de la zona y cerca de 50 para pobladores de una Comunidad en Chillán que pasa momentos difíciles de cesantía.

Pero eso no fue todo. Gracias a otra donación, se entregaron decenas de Pan de Pascua y ropa interior como parte de los donativos. La cena en tanto, estuvo compuesta por pollo asado, puré y ensaladas, la cual también se repitió en Año Nuevo: “En estas cosas es donde Dios finalmente se hace presente. Como agrupación, nunca pensamos que en tan poco tiempo íbamos a sacar esta actividad adelante. Sabíamos que todo era difícil, que hay mucha cesantía, problemas económicos y, así y todo, muchos aportaron su granito de arena. Eso es muy satisfactorio ver que la gente quiere colaborar”, agradece Miguel Ángel Merino, Presidente de la Fraternidad Fray Andresito en Chillán.

Para el Hermano Felipe Márquez, Guardián del Convento San Francisco de Chillán, lo que se vivió en esta Navidad, solo se pudo realizar por obra de Dios: “La gente de acá ya tiene claro que nosotros todos los años vamos en ayuda de los niños y de las familias más vulnerables. Logramos apadrinar a más de 100 niños con ayuda de gente de Techo para Chile. Hemos hecho un gran trabajo en red”, describe.

Agrega, que “hubo un gran trabajo pastoral y litúrgico online que se extiende a la gran labor solidaria que realizamos en las fechas de Navidad y Año Nuevo, siempre tomando todos los resguardos y prevenciones que exigen las autoridades sanitarias”.