En este último encuentro formativo del año, el Hermano José Manuel Hernández, bajo el lema «La Noche de Navidad en Greccio», profundizó en el misterio de la Navidad y en la relevancia del nacimiento de Jesús para el mundo entero y de manera especial, para San Francisco de Asís.
El Hermano Miguel Ángel Correa, moderador de la actividad, abrió la ponencia y señaló que “a lo largo de todo este semestre, hemos querido acompañar a la Familia Franciscana, a los seguidores de Francisco y a toda la gente de buena voluntad que simpatiza con los valores franciscanos, a través de la antropología la psicología y la sociología y que nos pudieran acompañar para seguir formando nuestro intelecto nuestro corazón y nuestra espiritualidad para servicio de Dios la iglesia y de hombres y mujeres”.
La Encarnación del hijo de Dios: La fiesta de las fiestas
Al inicio de su exposición, el Hermano José Manuel Hernández, recordó este título, ya que era algo que San Francisco tenía muy presente en su vida, llamar la fiesta de las fiestas al tiempo de Navidad: «Si nosotros miramos el Catecismo de la Iglesia Católica, la iglesia define la Encarnación como el hecho de que el Hijo de Dios haya asumido nuestra naturaleza humana para nuestra salvación», precisó.
«Con preferencia a las demás solemnidades, San Francisco celebraba con inefable alegría el nacimiento de Jesús. La llamaba fiesta de las fiestas, en la que Dios hecho niño pequeñuelo, se crió a los pechos de madre humana», continuó.
Luego señaló: «Quería San Francisco, que, en ese día, los ricos dieran de comer en abundancia los pobres y hambrientos, y que los bueyes y los asnos, tengas más hierva de lo acostumbrado. No recordaba sin lágrimas, la penuria que rodeo aquel día a la virgen pobrecilla».
Santa Clara y sus hermanas
En este punto, el Hermano Hernández, manifestó que «las intuiciones navideñas de Clara son muchas y están relacionadas, sobre todo, con María, contemplada desde la mirada de su maternidad y su pobreza, tanto del Hijo como de ella. Por ejemplo, en su Regla 1553, encontramos expresiones como «y por amor del Niño Santísimo, envuelto en pobres pañitos y recostado en el pesebre, y de su Santísima Madre, amonestó, ruego y exhorto a mis hermanas a vestir siempre ropas viles».
A lo anterior, sostiene que «Santa Clara se maravilla de la pobreza del Verbo, se maravilla de la pobreza de la humildad del Hijo de Dios, y de la pobreza y la humildad de la Virgen Madre. Esto, está en plena sintonía con lo que San Francisco se maravilla, con el Rey pobre y la humildad del Hijo de Dios».
El pesebre que preparó San Francisco el día de Navidad
El Hermano José Manuel analiza que «la suprema aspiración de Francisco, su más vivo deseo y su más elevado propósito, era observar en todo y siempre el Santo Evangelio y seguir la doctrina de Jesucristo. Tenía tan presente en su memoria la humildad de la Encarnación y la caridad de la pasión, que difícilmente quería pensar en otra cosa».
Posteriormente, añadió: «Tomás de Celano nos presenta a Francisco como un paradigma del discípulo que observa y sigue a Jesús, y lo hace con suprema aspiración, con un vivo deseo, con un elevado propósito, donde lo único que quería, era observar el Santo Evangelio y seguir perfectamente la doctrina de Jesucristo. Por lo tanto, el autor nos coloca dos elementos que son inseparables en el pensamiento de San Francisco, como es la humildad de la Encarnación y la Caridad de la Pasión’.
Asimismo, repasó: «Digno de recuerdo y de celebrarlo con piadosa memoria es lo que hizo tres años antes de su gloriosa muerte, cerca de Greccio, el día de la Natividad de Jesucristo. Vivía en aquel lugar un hombre llamado Juan, de buena fama y de mejor tenor de vida. Unos 15 días antes del nacimiento de Jesús, Francisco lo llamó y le dijo ‘si quieres que celebremos esta fiesta del Señor date prisa en ir hasta Greccio y prepara prontamente lo que te voy a indicar’. Deseo celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos, lo que sufrió en su invalidez de niño cómo fue reclinado en el pesebre, cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno. Oyendo esto, el hombre corrió y preparó en el lugar señalado lo que el santo le había indicado».
Datos importantes
En sus últimos análisis, expresó: «Esta celebración que Francisco recuerda no es una anécdota en su vida, sino es un memorial, una actualización del misterio de la Encarnación, celebrado, recordado con piedad, tres años antes de su muerte. Francisco no hace memoria solamente de un recuerdo del pasado, sino más bien, actualiza en Greccio este misterio salvífico. En esos años 1223, Francisco ya está maduro en su fe».
Sobre el pesebre, agrega que San Francisco, «los realiza cerca de Greccio, fuera de la ciudad, en un lugar periférico, que representa el Belén. Ahí, Francisco celebra el misterio de la Encarnación, en la iglesia de la periferia, realizando así su mismo movimiento interior (…) Allí, la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad y Greccio se convierte en una nueva Belén».
«Para Francisco, el Belén es la cruz, es el altar donde quedan ensamblados en una misma celebración de fe. Con ello, diremos que Francisco tiene una teología descendente» y apoyado en un texto, citó: «Por qué no reconocéis la verdad y creéis en el Hijo de Dios. Ved que diariamente se humilla, como cuando desde el trono real, vino al útero de la Virgen, diariamente viene a nosotros Él mismo apareciendo humilde», afirma.
Más adelante, insistió sobre la humildad de la presencia del Señor en la eucaristía: «Esta humildad no es un evento, es una realidad constante en el actuar de Dios. Dios elige la humildad para acercarse a los hombres, Jesús es Aquel que nos revela la humildad de Dios. Por lo tanto, la humildad de Cristo en la eucaristía, se pone en relación con la humildad de la Encarnación, y esta relación es posible por un denominador común, la humildad».
Encarnación y eucaristía
Al cierre, el hermano José Manuel, detalló que encarnación y eucaristía,»son el memorial que actualiza la obra de la salvación realizada por el Rey Pobre. Francisco a su vez, es ejemplo de este movimiento kenótico, especialmente por la experiencia de la pobreza y de la minoridad (…) Esta humildad de Dios es el rasgo que más ha impresionado a Francisco en la figura de Jesús», enfatizando en que se predica en el nacimiento de un Rey pobre que toca corazones y es una invitación a seguir a Jesús.
Sobre la contingencia y a la luz de la vida de San Francisco, pidió: “Nosotros en este contexto, no se nos debe olvidar que estamos en pandemia, que nuestras formas de vida van cambiando. Pero pareciera que no mucho, pareciera que, en el fondo, los cambios son periféricos y que no tocan la médula de nuestro corazón. Iniciemos de verdad nuestro proceso de configuración con el crucificado”, concluyó.
Voces en redes sociales
Patricio Galaz Bravo: “Muchas gracias hermanos, por este gran encuentro. Paz y Bien. Un fraternal saludo desde La Cisterna, Santiago”.
Mirentxu Vivanco: “Francisco vuelve salir a la periferia, Francisco y Clara existencialmente, se anclan en Belén que se actualiza en Greccio y nos invitan principalmente a los y las franciscanas, a salir descubriendo los nuevos Belén”.
Michela Pazzaglia: “Un saludo y un abrazo desde Italia”.
Ventura Córdova Berru: “Muchas gracias hermano Manuel. Me quedó resonando en cuanto a la encarnación y Eucaristía. Muy interesante”.
Rosa Adriana Oñate Carrasco: “Gracias hermano José Manuel, qué valioso es darnos mayor claridad en la celebración del misterio de la Encarnación. Dios nos manifiesta su infinito amor, desde lo sencillo, las periferias”.
Catalina Valenzuela Cares: “Muchas gracias hermano José Manuel, realmente una exposición clarísima y llena de sentimiento. Creo que este año viviremos una Navidad muy distinta llena de gozo. Le saludo con cariño”.