Cumpliendo todas las normas y protocolos establecidos por las autoridades sanitarias debido a la pandemia, el pasado 24 de septiembre, un grupo reducido de personas participó de la misa y procesión en honor a esta santa.
Como cada 24 de septiembre, miles de fieles en el mundo celebran a la Virgen de la Merced. Según la tradición de esta solemnidad, el nombre de esta advocación mariana alude a la misericordia de Dios con sus hijos, que nos ha dejado en la persona de la Virgen María una auténtica madre, un canal de gracia y una cabal intercesora, los cuales se remontan al siglo XIII, cuando la Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco para animarlo en la tarea de liberar a los cristianos cautivos de los musulmanes.
Bajo ese contexto histórico que, en la Capilla de La Merced, perteneciente a la parroquia de Navidad en Rapel, se celebró de manera online y por medio de la radio local “Entre Olas” la eucaristía que fue presidida por el Hermano Lino Miranda.
Con una fuerte presencia Franciscana marcada por los orígenes de la escuela agrícola en la esta localidad rural de la sexta región, el Hermano Lino detalla que “fue una eucaristía muy sencilla, donde nos centramos en la imagen de la Virgen María, como la Madre de Jesús y que nos invita a hacer lo que Él nos dice y como María nos remite a Jesús. María se transforma en el puente y en el camino para hacer su voluntad”.
Agrega que “si bien ha sido un tiempo difícil, la experiencia de fe se ha acrecentado en las comunidades y, por lo tanto, celebrar La Merced en pandemia significó recordar momentos hermosos y volver la mirada a Jesús, como María nos invita”.
El hermano detalla que la devoción en Rapel y Navidad a la Virgen de la Merced es incluso, más popular que las Fiestas Patrias, por eso su importancia: “La gente tiene mucha cercanía con la Virgen. Acá el día 24 todo se congrega en torno a la Virgen, creyentes y no creyentes incluso. Está la misa, la procesión, después viene el compartir entre la comunidad y la celebración con los peregrinos que llegan de otras partes”, recuerda.
Jorge Gómez, quien ha participado prácticamente toda su vida de estas festividades, añade que para él es de una gran devoción poder celebrar y cooperar en la Fiesta de Nuestra Señora de la Merced: “Fue un año diferente, con más dificultades, sin fieles, pero igual lo hicimos respetando las normas. Partimos muy temprano y fue más hermoso de lo que esperaba, ya que pudimos recorrer junto a la Virgen todo Rapel y casi todos los hogares del sector. La gente nos esperaba con altares y globos blancos”, relata.