ANUNCIAR EL AMOR DE CRISTO EN TODOS LOS LUGARES Y A TODA HORA

Adultos mayores, gente en situación de calle, cárceles y hospitales. Cuando se trata de ayudar, no hay barreras y muy bien lo explica el Hermano Julio Campos del Convento San Francisco de Castro, quienes, en esta pandemia, han sentido el llamado a seguir ayudando a los más pobres y necesitados con mayor fuerza.

El inmenso trabajo no se detiene ningún día de la semana en Castro y sobre todo en el trabajo en conjunto con la parroquia Apóstol Santiago: “Nosotros atendemos el hogar de anciano con cerca de 35 adultos mayores, quienes dependen completamente de nosotros y también para alimentar los comedores. Somos muchas personas de distintos grupos y realidades que estamos apoyando esta hermosa labor y cada una aporta con su tiempo, que muchas veces es escaso”, tal como detalla el Hermano Julio Campos.

A pesar del cansancio por el valioso esfuerzo que realizan, las ganas por seguir adelante no paran: “Este tiempo ha sido un tiempo muy duro. El no poder hacer iglesia con personas alrededor, con hermanos presentes o tener una comunidad presencial, es muy doloroso. Por lo tanto, el único modo que nos queda de hacer iglesia es el acompañamiento virtual y la oración. Eso nos impulsa a ponernos en el lugar de los que lo están pasando más mal, siendo un instrumento de aquellos que más lo necesitan”, añade.

Sin embargo, las gratificaciones aparecen por todos lados como una inyección anímica que los renueva día a día. En el caso de la cárcel, como explica el Hermano Julio, los internos no pueden tener celular, por lo que no hay muchas formas de conectarse, de saber cómo están. A eso, se suma que la cuarentena, también prohíbe la visita, por lo que los gendarmes, resulta esenciales para la comunicación: “Eso ha sido un signo muy potente, ya que algunos internos nos piden Rosarios como una forma de encontrar consuelo en sus momentos difíciles y nos dicen que no se sienten solos, que Dios camina con ellos y para nosotros, esos signos son muy importantes”, valora.

LAS BUENAS NOTICIAS VIENEN DE DIOS

Magaly Ascencio lleva 12 años ligada a este servicio y tres como Coordinadora de la Pastoral Social en la parroquia Apóstol Santiago de Castro. Para ella, este tiempo de pandemia ha sido de dulce y agraz, pero sabe que Dios ha estado en medio en cada momento: “Atender a mis hermanos más necesitados me llena de vida y ahora con todo esto, ha sido muy duro, porque estábamos acostumbrados a atenderlos en los comedores y no poder atenderlos ahí nos ha afectado mucho. Ellos son “nuestros niños” y verlos que deben comer en las plazas o en la calle es doloroso y frio, por eso tratamos de darle todo calentito para que se lo lleven”, relata.  

Victoria Cárdenas, en tanto, es Trabajadora Social de profesión y agente pastoral y catequista, por lo tanto, lleva una vida ligada a la ayuda hacia los más necesitados. A lo anterior, se suma que lidera la Acción Social Franciscana con un trabajo directo en cárcel, hospital y comedores. Así que este tiempo ha sido muy enriquecedor, ya que como ella lo describe, “es dar una respuesta como cristianos a los hermanos que sufren, Ha sido muy potente también, porque en el fondo, a nosotros se nos exige levantar la vista y ver más allá de uno mismo y salir al encuentro y al abrazo del otro”.

Este inmenso trabajo no termina allí: “Nos encontramos con una familia rural de dos adultas mayores de 85 y 90 años sordomudas y un hijo de 45, con síndrome de Down. Viven en muy precarias condiciones y su casa tiene muy mala condición de habitabilidad. Está muy dañada desde sus cimientos. Por lo que nos contactamos con el Colegio de Arquitectos de Chiloé y en un trabajo con las juntas de vecinos y el municipio, logramos que se realizara un trabajo provisorio de cambio de techo, tabiques y cielo, con la promesa que, acabada la pandemia, se logre una reconstrucción completa. Lo cual nos tiene muy contentos”, relata.

Por último, Victoria nos cuenta que para agosto pretenden ampliar los almuerzos en el comedor y pasar de solo los domingos a tres veces por semana y que, gracias a la alianza con Red de Alimentos, entidad que ayuda a agrupaciones de labor social, se adjudicaron la entrega de 4 toneladas de alimentos no perecibles para el comedor.