En la imagen de María Magdalena nos unimos como iglesia que ora a su Señor de la Vida.
Ahí donde pareciera no tener ningún consuelo, ni esperanza, donde ni siquiera ha podido despedirse de su Señor-Jesús como ella hubiese querido. María sumergida en el dolor causado por la muerte de su Señor, no tiene más que llanto y desesperación. Hoy muchas familias viven esta realidad en el mundo debido a la enfermedad y muerte de sus seres queridos producto de la pandemia mundial del coronavirus.
En esa fe encarnada, y en comunión como iglesia queremos que cada una de ellas se sientan acompañadas en su dolor.
Es el Resucitado quien le llama por su nombre, y dice María…! y es cuando recién ahí ella lográ salir del dolor que le embargaba y saltar al gozo desde lo más profundo de ella. Es más que una alegría temporal, es la experiencia con el Resucitado. “Al contacto con Jesús despunta la vida, lejos de Él, solo hay oscuridad y muerte “ (Juan Pablo II)
La iniciativa la toma el Señor Jesucristo en nuestras vidas, porque visualiza que por sí misma, Maria sería incapaz de salir de su dolor. Y así, es la iniciativa que Él mismo hace frente a nuestras heridas y dolores. Renaciendo y rehaciéndose la esperanza en cada uno de sus hijos frente al miedo humano y la experiencia de la muerte.
“Cristo presente en su iglesia doméstica”
Que esa sea nuestra comunión como iglesia que ora en la esperanza de su Señor Jesucristo, y espera en Él. Que la fe en el Resucitado, siga vitalizando y actuando en aquellas familias heridas y afligidas por la muerte, y les devuelva a cada una el gozo y la alegría que siempre han tenido como familia.
Te invito a que nos acompañes en comunión y oración. En la esperanza Pascual de tantas familias, y juntos hagamos una sola voz al Padre Eterno.
“El orante está en espera de que surja la aurora, para que la luz triunfe sobre la oscuridad y el miedo…surgue asi la esperanza: el miedo se trasforma en el canto del despertar a la luz.” (Juan Pablo II)
-FRATERNIDAD ITINERANTE-