Fray Andresito: Legado de humildad y servicio

A 167 años de su Pascua, cientos de personas recordaron su legado hacia los más pobres y necesitados de nuestro país.

Una verdadera fiesta de fe se vivió en el Templo Recoleta Franciscana este mediodía del martes 14 de enero. Poco a poco el templo, emplazado entre la Vega Central y el barrio Patronato, se fue poblando de fieles que llegaban a agradecer al Venerable Franciscano por medio de la eucaristía por los 167 años de su partida.

Niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Todos y sin distinción, fueron tomando asiento para celebrar la misa que, en esta ocasión, fue presidida por Monseñor Alberto Lorenzelli.

El Obispo Auxiliar de Santiago en su homilía, señaló que “hoy, Jesús sigue enseñando con su palabra en nuestra comunidad cristiana. La pregunta es si nosotros nos dejamos sorprender también por su Palabra. Quizás, debemos dejar de creernos santos y redescubrir el camino de la fe, de la alegría, del entusiasmo y del encuentro personal con la persona de Jesús. Pidamos al Señor que se nos anuncie la Palabra y nos dejemos sorprender por el Evangelio para acercarnos a Cristo”.

Luego, a la luz del evangelio de Marcos, agregó que “Fray Andresito nos transmite su serenidad, que nace de la virtud de la humildad y de la centralidad de Dios en su vida, que le permitieron construir una espiritualidad de encuentro y comunión con Dios y, sobre todo, de encuentro con los más pobres y los más humildes. Quien tiene en su corazón la humildad, comprende el afecto por los más humildes”.

Al final de su exhortación, indicó que “la humildad es la actitud del servicio. Para Fray Andresito es la cualidad misma por excelencia de un ser misionero y un siervo al servicio de los pobres que Dios nos envía. Servir nunca es fácil, pero es necesario hacerlo como un siervo de Cristo y ligado siempre a la humildad, que es el verdadero distintivo de todo misionero”.

La misa fue concelebrada por el Hermano Isauro Covili, Superior de los Franciscanos, quien agradeció la masiva asistencia de feligreses, como también de las autoridades eclesiales: “Pascua es una palabra llena de vida, de vida transformada y de vida significativa como nuestro obispo nos ha compartido. Por lo tanto, la vida de la Iglesia y la vida de cada uno de nosotros y de los cristianos, es una vida pascual y de vida desbordada por esta vida resucitada de Jesús”, exhortó.

Entre la feligresía presente, se encontraban los jóvenes Roberto Noguera y Teresita Vivallo, quienes llegaron muy emocionados a la misa y tenían una muy buena razón para estarlo: “Conocí a Fray Andresito hace cinco años y mi vida cambió por completo primero le encomendé a mi sobrina y gracias a Dios se salvó y ahora está súper bien y hace un año atrás, encomendé a mi hijo que nació prematuro y ahora está muy sanito sin ningún problema y le sanó el soplo al corazón con el que había nacido”, indicó Roberto.

Teresita en tanto, agregó: “Estamos muy agradecidos de Fray Andresito, ya que todo lo que le pedimos nos concede. Así que invito a la gente a que le pida a Fray Andresito, que vengan a sus misas, ya que mi hijo es un milagro vivo”, dijo.

Misma emoción tenía Laura Serrano, quien viene de Curicó y que sólo tenía palabras de fe hacia Fray Andresito: “Fue un momento de mucha paz, recogimiento y de mucho agradecimiento a Fray Andresito. Vine a pedir no sólo por mis familiares, sino por la paz de nuestro país, para que nos respetemos unos a otros. Para eso, es importante afianzarse a Dios y a Fray Andresito. Nuestra experiencia de fe es por mi hermana quien está muy delicada de salud, pero ahora hemos visto avances y todo gracias a la oración encomendada a Fray Andresito”, precisó.

Todo culminó con un peregrinar hasta la tumba donde descansan los restos de Fray Andresito, lugar donde se rezó la oración que busca elevar a la condición de santo a este venerable franciscano.

Fray Andresito, nació en Fuerteventura, España el 10 de enero de 1800. Ingresó a la Orden Franciscana en 1834 y se trasladó luego de la expulsión de los franciscanos de Uruguay, al convento de la Recoleta Franciscana en Santiago de Chile en 1839. Falleció con fama de santidad el 14 de enero de 1853. El papa Francisco ha reconocido sus virtudes heroicas y el 08 de junio de 2016, fue declarado “Venerable”. Sus restos, descansan esperando la resurrección en el Templo de la Recoleta Franciscana, en la comuna de Recoleta, desde donde suscita la devoción espontanea de cientos de fieles.