
Queridas hermanas,
¡el Señor les dé Paz!
Año tras año la celebración litúrgica de nuestra hermana y madre Clara de Asís nos ofrece la oportunidad de continuar nuestro diálogo, ampliando y profundizando sus contenidos. La carta que les escribo quiere ser un momento de diálogo fraterno con ustedes, interlocutoras activas. Sabiendo cuán preciosas son para mí y para todas ustedes, queridas hermanas, sus reflexiones, sus propuestas y sus estímulos que nos ayudan a centrarnos y a enfocarnos en lo esencial de la llamada de Dios en la Iglesia.
Dado que este es el año en que la Orden franciscana conmemora la reunión entre san Francisco y al-Malik al Kamil, me gustaría hablarles sobre el diálogo. En todas partes del mundo están floreciendo iniciativas para promover el diálogo entre quienes creen en Dios, y en particular con los musulmanes. El reino de Dios se manifiesta allí donde se da espacio al otro diferente de mí mismo, con acogedor respeto.
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