Fr. Edwing Gómez: Apóstol de la sencillez y el servicio

El Hno. Edwing Mario Gómez Díaz, nació en Antofagasta el 31 de enero de 1965. Hijo de Mario Gómez e Irene Díaz.

Ingresó al Noviciado de la Orden de Hermanos Menores el 16 de enero de 1998; emitió su primera profesión el 4 de marzo de 1999 y la profesión solemne el 12 de marzo de 2004.

En su vida apostólica al interior de la vida franciscana, nuestro hermano Edwing se destacó por su servicio a la juventud y en la atención a los hermanos más necesitados en diversos comedores solidarios cuya experiencia más significativa fue en medio de los hermanos en situación de calle en el Comedor de “Fray Andresito” en la Recoleta Franciscana.

A lo largo de su vida consagrada sirvió al Señor en las fraternidades de Castro, Rapel de Navidad, Osorno, Salamanca y Recoleta en donde transcurrió sus últimos años de vida franciscana. En cada una de estas fraternidades se destacó por su presencia sencilla, pobre y cercana a todos los que recurrían a él sobre todo en el apostolado del acompañamiento en la pastoral de salud, en donde el Hno. Edwing acompañaba a muchos que recurrían a la intercesión del Venerable Fr. Andresito para confiar su salud y recuperación a Dios.

Fueron 20 años de vida consagrada en la Orden Franciscana, en los que nuestro hermano Edwing fue testigo de la presencia de Cristo pobre y crucificado en la vida de otros y en su propia existencia, producto del cáncer que padeció, enfermedad que sobrellevó con fortaleza, esperanza y fe. A lo largo de los tres años en que el cáncer le acompañó, fue capaz de hacer una síntesis experiencial y vivencial de su encuentro personal con Jesucristo quién lo llamó a la vida religiosa y al servicio del Pueblo de Dios. Cabe señalar que en un escrito redactado días antes de su fallecimiento, el Hno. Edwing señala: “Siempre quería servir a Dios y he venido a servir. No sé si lo hice bien o mal… Pero traté de servir a Dios, a los hermanos, al Pueblo de Dios”.

Su último destino fue en la Recoleta Franciscana, en donde el testimonio del Venerable Fr. Andresito y el Comedor solidario terminaron moldeando el corazón de este hermano nuestro, que, a pesar de la enfermedad, siempre estuvo disponible y presente para acompañar y servir a todos los que concurrían al Templo de la Recoleta Franciscana para ser acompañados y escuchados.

Para el Hno. Edwing, la experiencia de la Recoleta es fundante para su experiencia de vida, tal como él nos lo señaló: “He amado y amé al Señor. Lo vi en los pobres del Comedor de Fr. Andresito.” Fue aquí donde diariamente daba a conocer a todos el misterio más profundo de la misericordia de Dios en nuestra vida y nos recordaba que nunca es tarde para volver a empezar.

Fue en el Comedor y en el encuentro con la figura del Venerable Fr. Andresito donde el corazón del Hno. Edwing encontró la conversión de su vida y el segundo llamado que le permitió vivir sus últimos días con la confianza puesta en Dios, como él mismo señala: “Voy al encuentro de Dios y que Fr. Andresito me ayude y me reciba en el cielo, junto a la fraternidad de los redimidos”.

Su apostolado silencioso lo hizo ser reconocido por muchos de los que acuden a la Iglesia de la Recoleta Franciscana y en las diferentes fraternidades donde sirvió como un verdadero misionero de la sencillez, del servicio y del amor. Para Fr. Edwing su experiencia de vida franciscana se puede traducir de la siguiente manera: “Traté de vivir para el Señor y pronto viviré para siempre con Dios y en Dios, y que todo fue para gloria de Dios. Nada es mío”.

Sin duda, hay muchas otras cualidades y experiencias que se podrían destacar, pero presentamos estas como signo de gratitud por su vida entregada y gastada al servicio del Reino de Dios en medio de nuestra fraternidad provincial y de la Iglesia en Chile.

Fr. Edwing falleció a los 54 años y retornó a la Casa del Padre desde nuestra Casa de Acogida, acompañado por sus hermanos de fraternidad, el 23 de abril de 2019 a las 21:50 hrs. Sus funerales se efectuaron en el Templo de San Francisco de la Alameda y fue sepultado en la cripta de dicho Templo, en donde junto con otros hermanos franciscanos espera la resurrección de los muertos y el cumplimiento de las promesas de Dios.