Estos ramos que se toman en las manos para aclamar la cruz de Cristo se colocan también a veces sobre las tumbas y entonces adquieren un significado funerario. No es sólo para honrar la memoria de un ser querido, sino también para manifestar la propia esperanza de ver renovar y florecer la propia fe en la resurrección de Jesucristo, y en la de nuestros muertos.
Normalmente, las parroquias organizan una procesión tras la bendición de los ramos, antes de la misa. En las grandes ciudades, la asamblea puede reunir hasta varios miles de personas, como en Notre-Dame de París, donde el rito de la apertura de las puertas de la catedral siempre es impresionante. Los fieles entran después en la iglesia, detrás del sacerdote, lo cual significa que acompañan a Cristo Rey hacia su pasión.
Con este espíritu la fraternidad de los hermanos franciscanos de Concepción, han vivido este domingo de ramos con la comunidad de la población Lorenzo Arenas y con las diferente capillas que atienen los hermanos
