Exposición sobre Fray Andresito

Ocho obras que retratan la figura del sencillo hermano franciscano, Siervo de Dios, Andrés Filomeno García Acosta, quien desde julio pasado es oficialmente un venerable, son expuestas hasta el 30 de septiembre en el Museo de Arte Colonial de San Francisco en la Sala de Exposiciones Temporales.

Las pinturas y grabados de Fray Andresito, como popularmente se le conoce, fueron realizadas en su mayoría devotos que a través de estas imágenes quisieron agradecer alguna intercesión. Estas obras pertenecen a la Postulación de la Causa de Santidad y Pinacoteca del convento de la Recoleta Franciscana de Santiago, donde vivió humildemente, recorriendo el sector de La Vega y alrededores, solicitando limosnas para los pobres, cumpliendo servicios de enfermero y llevando una piadosa vida, lo que hizo que a su muerte, en 1853, ya tuviera fama de santidad.

Complementada con fotografías, la muestra entrega una visión de distintos momentos de su vida y obra.

RESEÑA

Andrés García Acosta nació el 10 de enero de 1800 en Ampuyenta, Fuerteventura. Andrés nace en una familia humilde y religiosa y como muchos en esta zona, dedicaba su vida a trabajar la tierra y al pastoreo. La falta de recursos hidráulicos que acaecían la zona imposibilitaba el desarrollo agrario lo que generó frecuentes emigraciones. Andrés parte su travesía hacia su nuevo destino, América.

En Chile, el hermano Andrés ingresa en 1839 a la Recoleta Franciscana donde trabajó como ayudante de cocina y barrendero, tiempo después se desempeñó con la labor de limosnero vistiendo el hábito franciscano. La rutina diaria de Andrés era levantarse a las cuatro de la mañana para poder ayudar y servir en la primera misa, comulgaba y luego hacia la oración de acción de gracias.

Andrés fue un infatigable recolector de limosnas para el templo lo cual lo llevó a recorrer gran parte de la ciudad de Santiago para realizar obras sociales. Hay muchos testimonios que se refieren a su actividad caritativa, visitaba las cárceles y hospitales y confortaba a muchos pobres a las afuera del convento.

Fray Andrés, también cumplía la labor de enfermero donde se dedicaba a cuidar y preparar medicinas para quienes más lo necesitaban. En sus visitas a los hogares incentivaba a la juventud a la vida religiosa y sacerdotal. Durante el siglo XVIII el hermano Andrés, reunía a una gran cantidad de obreros quienes rezaban el vía crucis, él les entregaba su amor y preocupación.

Después de una larga vida virtuosa, el hermano Andrés es diagnosticado con pulmonía y se le practicó una sangría para aliviar la fiebre, muere el viernes 14 de enero de 1853 a las ocho de la mañana tal como había predicho. El pueblo cariñosamente lo comenzó a llamar Fray Andresito, hasta el día de hoy el sentir popular se ve reflejado en su querida Recoleta Franciscana.