El pasado domingo 17 hasta el sábado 23 de agosto del presente mes, se desarrolló la II Asamblea Internacional de la JUFRA, que tuvo lugar de encuentro en Samobor, Croacia; bajo el lema “Proclamando a Cristo por la vida y las palabras”, donde asistieron más de 30 delegaciones de casi todos los continentes (América, África, Europa y Asia) e incluso por primera vez, la representación de JUFRA Chile.

La asamblea tiene un carácter único, ya que se reúne cada 6 años, es convocada por la presidencia del CIOFS, a petición de la Coordinadora Internacional de la JUFRA y, es presidida por el Ministro General de la OFS y asistida por la conferencia de Asistentes espirituales (CAS). Dentro de las finalidades de estas asambleas, es poder compartir las experiencias de las diferentes fraternidades nacionales, evaluar las decisiones tomadas en la Asamblea precedente y la labor de la coordinadora internacional en conjunto con los consejeros internacionales.

El desarrollo de la reunión tuvo su mayor enfoque en analizar y ajustar una propuesta de rituales que el consejo internacional de la JUFRA planteó para las celebraciones del movimiento en Barcelona (2007). Todas las modificaciones se aceptaron por los presentes, aunque se está a la espera de la aprobación desde la presidencia del CIOFS. Por otra parte, fuimos partícipes de una conferencia acerca de la Teología del Cuerpo, donde el Papa Juan Pablo II explicó en sus 129 catequesis: la concepción del amor, sexualidad humana y matrimonio, dando como punto de partida la creación. Posteriormente, se dio lugar al proceso eleccionario de consejeros internacionales y sus respectivos sustitutos; donde todas las naciones reconocidas en el CIOFS, tienen derecho a voz y voto. Se escogen a los nuevos servidores de Cristo, quienes en Noviembre próximo, deberán asistir a una Asamblea en Asís.

En cuanto a la experiencia, fue un acontecimiento importante para JUFRA Chile participar por vez primera en una asamblea de estas características. Vivenciando en cada momento el valor de la fraternidad con hermanos provenientes de todo el mundo y, así mismo, poder contagiarnos de la alegría de ser franciscanos sin fronteras, siendo un solo cuerpo en todo momento, a la hora de compartir y trabajar en equipos en pro de nuestro movimiento. Participar de estos eventos, llena de energía y aumenta el encanto por la Juventud Franciscana.